
CUANDO YO MUERO, MUERE EL MUNDO
Pobre mundo que ignora su destino, el día de mi muerte.
Dos mil millones mueren cuando mi muerte llega.
Me llevo a la tumba un continente entero.
Son valerosos, inocentes e ignoran
que si me hundo ellos me siguen al instante.
Así, en la hora de la muerte hay un clamor de Buenos Tiempos
mientras, loco egoísta, yo agito la campana del Mal Año.
Allende mi tierra hay tierras vastas y brillantes,
pero mi mano firme les apaga la luz de un solo gesto.
Anulo a Alaska, degüello a Gran Bretaña,
pongo en duda al monarca Sol de Francia,
con un guiño promuevo la locura de la vieja Madre Rusia,
arrojo a China de un acantilado de mármol,
derribo a Australia y le planto una lápida,
aparto a Japón de un puntapié. ¿Y Grecia? Eliminada.
La haré volar y desplomarse, como a la verde Irlanda,
convertida en sudoroso sueño mío.
Desesperaré a España,
fusilaré a los hijos de Goya y daré tormento a los de Suecia,
abatiré flores y granjas y ciudades con rifles de crepúsculo.
Cuando mi corazón se para, el gran Ra se hunde en el sueño;
sepulto las estrellas en el Abismo Cósmico.
Por eso escucha, mundo, ya te he avisado. Y teme.
El día de mi podredumbre, tu sangre estará muerta.
Si te comportas, yo, magnánimo, te dejaré vivir. Pero desvíate y me cobraré.
Es la última palabra. Se arrían las banderas.
¿Y si me bajan de un disparo? Mundo: te acabas tú también.
Ray Bradbury – Sobre la creatividad, del libro Zen en el Arte de Escribir

A Ray Bradbury, uno de mis escritores favoritos y fuente de inspiración, le gustaban las buenas historias y también el circo, un universo tan mágico como los mundos donde transcurren sus relatos, todos ellos dentro de su mente. Esta entrada es un pequeño homenaje a su recuerdo.
«Y el barco se está hundiendo, nadie se da cuenta, la tripulación y los pasajeros duermen. Morirán todos, debo despertarlos, golpeo las puertas de los camarotes, nadie responde, el agua me cubre las rodillas. De pronto se oye un rugido estremecedor, por el estrecho pasillo avanza veloz una ola espumeante, cubriéndolo todo, corro, el pánico me empuja, caigo al suelo y noto como el agua me cubre, penetra en mí por nariz y boca, es el final…y despierto sudando en el suelo junto a la cama. ¿Debo volver al sueño para avisar a los tripulantes del peligro que corren? ¿Cómo lo hago? Es “mi sueño”, hecho de mí, desarrollándose en mí, absorbido en mí, pero no tengo ningún poder ni control sobre el mismo, no he elegido ni los acontecimientos ni los personajes…y sin embargo eran muy reales…en el sueño …¿a qué lugar de mí han regresado?…¿cuántos planetas, cuántos mundos existen en esa galaxia?