Roberto Hidalgo es un compositor y poeta urbano de gran sensibilidad, un «bluesman» de Alicante, del cual tengo el honor de ser su amigo. Perded el tiempo de escucharlo y ganaréis en calidad de vida, pues la música y la poesía son el bálsamo del caminante.
Nos conocimos hace ya unos años, trabajando en las alturas. No, no éramos ángeles camuflados, ni azafatos de vuelo, ni funambulistas caminando por la cuerda floja, ni pilotos de ultraligeros, ni superhéroes encaramados en antenas parabólicas vigilando las calles…bueno lo de superhéroes, un poco sí. Trabajábamos en el sector de la construcción, a veinticuatro plantas del suelo en andamios donde no hubiese subido ni spiderman y bajo presión del villano de turno, pero no era la ausencia de vértigo lo que nos permitía «volar» sino las alas de la imaginación, la creatividad y la ilusión de compartir aquello que nos hacía felices a nosotros: los sueños.
Los sueños hacen libre al hombre del encierro de la crisálida de la mente, en ocasiones nuestro peor enemigo. Y el tiempo ha pasado desde entonces y no hemos dejado de volar, en cielos distintos, siempre libres.