Misterios del Amor

Los viejos dioses de la mitología griega perviven y malviven en nuestros tiempos mezclados con las tecnologías modernas que han usurpado sus funciones, sumiéndolos en una apatía eterna. «Eterna» porque siendo seres divinos no pueden morir, pero si caer enfermos del hastío y la depresión…sucumbieron los templos, su morada, donde eran venerados con ofrendas y sacrificios, donde bellas sacerdotisas los atendían y mantenían encendido el fuego sagrado.  Ahora los santuarios son ruinas, bloques caídos de piedras reumáticas que exhalan humedad y  un olor rancio  a orín y  tiempo caducado.

Guasap, faisbouk, islagram, tiquitoc, amaton, yotuve…son los nuevos dioses, mensajeros complacientes y veloces cumplidores de los deseos de la humanidad. Emojis, caritas, pulgares, me gusta…todo se reduce a apretar un botón para expresar una emoción. Atrás quedaron la espera, los juegos preliminares y el ardor del fuego que cocina lentamente las pasiones.

Pero se avecina una revolución, un motín en un día señalado….ahora lo llaman San Valentín. Antes era el día de Cupido y sus arqueros… como llamaban los romanos a nuestro Eros.

Ha sido él, el paladín del amor, el que ha decidido volver a los métodos antiguos y recuperar la tradición y realizar un buen trabajo de artesanía, como los de antaño, con arco, flecha y mucha puntería. Pues aunque un rasguño es suficiente, una flecha de oro en el corazón enciende fuegos tan ardientes y llamas tan altas que al propio Vulcano espantan.

Y Eros ha buscado a sus antiguos servidores. Hermes el mensajero le dijo: «los encontrarás en los bares». Siguió el consejo y le costó reconocerlos pues eran niños y esbeltos jóvenes alados cuando él les indicaba la diana que las flechas debían atinar. Mas ahora las canas y  largas barbas ocultan su secreta identidad y lo peor, las prominentes barrigas le hacen dudar sobre si podrán cumplir con su labor. Los observa, mira en lo que se han convertido sus cuerpos  y mira dentro, sus espíritus no han envejecido, siguen siendo curanderos de amores en bares, consejeros de almas en penas y de corazones destrozados que buscan alivio en sus revelaciones. Y sus palabras de consuelo son flechas con la punta de plomo, aquellas que traen la paz del olvido y cierran las heridas del amor no siempre correspondido.

El amor es nuestro trabajo desde tiempos distantes, no es solo una palabra o un corazón rojo en una pantalla, es algo más importante, te toma de improviso y te convierte en amante. Amante no es un trabajo, ni una dedicación. Es una consumación, una sublimación de los granos de arena bajo las llamas convertidos en lava fundida que el artesano sopla y convierte en un corazón de cristal. Más no hay que confundirlo con un corazón hueco,  es el contrario, un corazón lleno de las llamas invisibles y ardientes de la pasión. Y como dijo el sabio: «Solo pueden ver la llama ardiente aquellos que ya la llevan encendida dentro».

Nihil sub sole novum, dijo el sabio Salomón. Nada nuevo bajo el sol.  Todo está aquí, desde siempre.

Existe una lengua, la finesa, que recoge y ha listado 40 palabras distintas para nombrar a la nieve en sus diversos estados. Lo cual habla de una sensibilidad y observación del entorno remarcable.y de una realidad que está ahí.

Eros, el Amor, en según que cultura y entorno son dos cosas distintas y en ocasiones opuestas. Todo se reduce a interpretaciones sin fundamento, dogmáticas y obviamente manipuladoras. No todo son ideas y pensamientos, hay además biología, sentimientos…y misterios, como dice la canción de Julee Cruise.

Diferentes aspectos de Eros, según la mitología griega-romana y Wikipedia. Ellos sí que sabían apreciar la riqueza del lenguaje y los matices de la existencia…entre el blanco y el negro hay un universo de grises.

Afrodita es en la mitología griega, la diosa de la belleza, la sensualidad y el amor. Su equivalente romano es Venus. Aunque a menudo se alude a ella en la cultura moderna como «la diosa del amor», es importante señalar que antiguamente no se refería al amor en el sentido romántico sino erótico.

Eros es el dios responsable de la atracción sexual, el amor. Cupido, es su equivalente romano. Cupidus:  Deseoso, ansioso, apasionado, el que ama y desea con pasión.

Anteros  era el dios del amor correspondido y vengador del amor no correspondido

Hímero «deseo incontrolable» era el dios del deseo sexual y del amor no correspondido.

Himeneo era el dios de las ceremonias del matrimonio.

Hermafrodito era el dios del matrimonio heterosexual, hijo de Hermes y Afrodita (de los cuales recibió su nombre). El mito representa la unión inseparable entre hombre y mujer

Peito diosa de la seducción y el cortejo.

Potos era el dios del deseo, el anhelo o la nostalgia amorosa.

Hedoné hija de Eros y Psique, cuyo nombre significa ‘placer’. En la mitología romana era conocida como Voluptas. La voluptuosidad es la incitación o satisfacción de los placeres de los sentidos -placer sensual-, especialmente el sexual.

Las Tres Gracias provienen de la antigüedad grecolatina: sus nombres en Grecia eran Aglaya (Belleza), Eufrósine (Júbilo) y Talia (Abundancia), identificadas como Cástitas (Castidad), Voluptas (Voluptuosidad) y Pulchritudo (Belleza) en la mitología romana. En su representación plástica se las identifica como acompañantes de Venus, y entonces, como cualidades del Amor. De esta forma, aparecen como tres desnudos femeninos, dado que Venus o Afrodita es la diosa del amor y del sexo, y uno de sus atributos para reconocerla es la desnudez.

Cupido y las Tres Gracias – Rafael

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