Gracias Scarlet. Un agradecimiento por parte de la infancia mágica de la que venimos y que todavía es posible encontrar en muchas miradas, en esos ojos donde la ilusión no ha dejado de brillar nunca, en esas pupilas donde se reflejan los sueños que todos deseamos alcanzar. Y ese niño que habita dentro se ha sonrojado ante lo que has escrito sobre él. La infancia no tiene edad, no es cuestión de años, es simplemente un don, un estado de gracia que en ocasiones puede durar varias décadas, y en otras no se pierde nunca. «Soy un espíritu joven», dicen algun@s, y así es, y es bueno compartir y contagiar ese sentir que (metafóricamente) nos hace inmortales, porque el cuerpo y sus atributos pertenecen al tiempo, pero el corazón, al igual que los mitos y las leyendas no tienen edad, perduran eternamente.
MasticadoresMéxico // Editora: Scarlet Cabrera
“Era tanta la bondad vertida, tanto lo que había hecho, que incluso los que la criticaron lamentaron la ausencia de aquella imagen solitaria y amable.»

Una niña que está atravesando el umbral de la adolescencia, insatisfecha con las explicaciones que recibe sobre la leyenda de una anciana, «la Vieja del Lago», trata de descubrir su origen. Inmersa en la búsqueda, encuentra un mundo sorprendente donde pasado y presente se confunden.

Cuando tenía trece años, conocí a Alisa. A mis padres no les gustó nada que me relacionase con ella, porque, a su parecer, vestía como una indigente, su aspecto no era de fiar, pero sobre todo, porque pensaban que tenía ideas un poco raras.
Era la vieja del lago; claro que por aquel entonces, yo no lo sabía.
Náyade. Q.M.

Así comienza «Náyade», un libro que me ha…
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Gracias a ti. Tu inspiración ha creado a Náyade y a su profunda belleza.
Leerte, ha sido un viaje revelador, de esos que encienden al mundo interior, animando a la pupila inquieta de alma.
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Gracias eternas.
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