En Masticadores, sin fronteras, dejando la vida libre.

Su esposo, Yoshimo, falleció durante el invierno, ya no podrá contemplar las flores de los cerezos que tanto amaba. Fue él quien cavó los agujeros y los plantó, mucho antes de la gran guerra, uno por cada hijo, tres en total. Cómo la última en nacer fue Aiko, eligieron un cerezo de flor rosada, a diferencia de los otros dos, blancos. Decía Yoshimo que el color rosa de los pétalos era debido a la tragedia, las flores en su origen eran níveas, pero tras los sangrientos episodios de guerras del pasado, en los que innumerables samuráis perdieron la vida, sus viudas no soportando la perdida, y ante un futuro sombrío e incierto, realizaban el ritual de seppuku, entregando su vida a los pies de los honorables árboles. Y ellos transmutaban el dolor, la sangre y las lágrimas, en pétalos rosáceos de delicada y efímera belleza.
Los dos hijos varones…
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bueno!
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Muchas gracias Fran. Saludos
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Muchas gracias, Fran. Un saludo.
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😉
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