Leyendas

─La simiente que sembró la vieja del lago no ha dejado de dar frutos.
─¿La semilla es la leyenda?
─La semilla es lo que está tras la tradición. Es el recuerdo de un saber olvidado. La leyenda es la forma que adopta para no desaparecer.
La anciana me miró con fijeza, como tratando de vislumbrar algo en mi interior y me dijo:

”Un niño pequeño pasea por la playa, corre con los pies desnudos chapoteando, da palmadas en el agua. Mira asombrado como se escurre entre sus dedos. Y le dice a su padre, señalando al mar: Agua. El padre lo mira, sonríe y le responde: No es agua, es el Mar Mediterráneo. Luego le explica que hay más mares y océanos, a los que nombra; cita donde están geográficamente y los continentes que bañan. Para la criatura todos esos nombres no significan nada, una ola acaricia sus pies y ríe. Esencialmente el océano es agua, el niño tiene razón. El padre no puede verla, sólo ve los conceptos que tiene en la cabeza.”

Yo asentí en silencio, meditando sobre lo que me decía.
Me llegó de nuevo su voz:
─Las leyendas son el mar sin nombre. ¿Entiendes?
─Ahora sí.
La tarde había pasado rápidamente mientras la escuchaba. Oscurecía, al alzar la vista al cielo vi como palpitaban las primeras estrellas, se estremecían tímidas como velas recién encendidas.

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