En estos días que estoy releyendo David Copperfield, la novela más autobiográfica de Charles Dickens, me viene a la cabeza esa otra gran novela, también con un gran componente autobiográfico, que es Martín Eden de Jack London. A menudo desconocida, eclipsada por sus relatos y novelas más populares de aventuras, como La llamada de la selva, Colmillo blanco, etc…
Y sin embargo Martín Eden es una novela conmovedora, apasionada, trágica y llena de profundas reflexiones sobre el mundo de la escritura y la creación literaria. Imprescindible para cualquiera que bucee en esas aguas. Narra el triunfo de un sueño, el sueño de escribir…Como reza en la contraportada de la edición de Akal Ed.:”…la novela del hombre que se hace a sí mismo y también a sí mismo se destruye.”
Hacerse a sí mismo a partir de la zafiedad, la ignorancia y la incultura, a partir del destino que la vida te ha dado, pero al cual no te resignas porque entrevés entre las líneas de tu existencia gris, esa belleza que clama por manifestarse, por salir…de dentro de ti mismo. Y tratas de sacarla fuera. La sensibilidad de un poeta en el cuerpo de un bruto. Como Martín dice en algunos momentos: “Él quería ser valorado por sí mismo o por su trabajo, que no era otra cosa que la expresión de su ser”. Y solo menospreciaban su origen humilde, su ausencia de clase, sus carencias, no sus virtudes.
De la nada al éxito, la fama y la riqueza, pero sin olvidar el pasado:
“Todo estaba ya hecho cuando me moría de hambre, y entonces no me dabas de comer. Me prohibías la entrada en tu casa y me maldecías porque no trabajaba. Y el trabajo ya estaba hecho…Y ahora, cuando hablo, te callas con respeto y asientes a lo que yo quiero decir. Si te digo que tu partido está podrido y lleno de ladrones, en vez de encolerizarte asientes, y me dices que, en efecto, que hay de todo, que tengo mucha razón en lo que digo. ¿Y por qué? Porque soy famoso, porque tengo mucho dinero, no porque yo sea martín Eden. Si te digo que la luna es de queso gruyére, suscribes la afirmación, o por lo menos no la rechazas…porque tengo dólares, montañas de dólares. Y, sin embargo, cuando me escupías, cuando me hubieses pisoteado como el barro de la calle, todo estaba ya hecho”.
Un gran libro, pena que haya pasado desapercibido. Saludos
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Sí, es un libro muy válido y vigente en estos tiempos. Porque aunque cambien los decorados y escenarios,sean más modernos, el ser humano es atemporal, con sus dudas, miedos y pasiones.
Gracias por tu comentario. Saludos.
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